Llevaba semanas sin escribir y ya tenía el mono de volver a entrar a mi blog para comentar una de las cosas que más me preocupa y quería aprovechar que hoy es viernes. Se trata del alcoholismo, una de las enfermedades más extensas del siglo XX y del XXI.
Normalmente se vuelve adicción como cualquier otra cosa. Lo pruebas una vez, te gusta, quieres probar más cosas, cada vez más seguido y cada vez más fuertes. En este caso podría confeccionar una tabla ascendente de cómo una persona normal se vuelve alcohólica. Es un cambio tan gradual que la gente que se ve sometida a esta adicción no percibe el cambio al ser tan lento y al gustarle tanto la sensación.
Los jóvenes cada vez empiezan a beber más pronto debido a los famosos "botellones". Un acto que desgraciadamente es un clásico del fin de semana. No puede haber una fiesta sin un "botellón" previo. Se empieza como cualquier otra cosa: te invitan al botellón, te dan a probar de una copa, te gusta y pides una copa de lo mismo para ti, te sigue gustando y pruebas más combinaciones de alcohol diferentes. Y las semanas transcurren igual. Así una persona se convierte en alcohólica de fin de semana. Durante la semana no concibe ni un ápice la idea de tomarse una copa pero es llegar el viernes y sobre todo el sábado cuando la vena borracha arrasa y saquean los supermercados dejando el almacén "seco". Esta gente, que cada vez está más aceptada desgraciadamente en nuestra sociedad, no concibe la idea de diversión sin alcohol. Les da igual su salud y los problemas típicos del día después, solo les importa ser "molones" y estar literalmente borrachos.
Este grupo de gente, que ronda entre los 14 y los 25 años, no se percata que esta práctica habitual de semana sí y semana también puede llevarles a la larga a algo peor. Entonces pasan de ser alcohólicos de fin de semana o eventuales a alcohólicos entre semana. Es decir, poco a poco pasan a decir: "Buf, es miércoles pero me apetece un poco de alcohol y emborracharme, me voy a tomar un cubata." Poco a poco, y sin darse cuenta, toman alcohol cada vez más a menudo. Y acaban siendo esclavos de un vicio como es esta droga, que la catalogan como blanda pero ninguna droga es blanda.
Si echamos una vista a la sociedad de hoy en día vemos que cualquier joven asiste por lo menos una vez al mes a un botellón, y que cada vez empieza a beber más pronto. En este sentido, si la vida del joven que bebe no cambia, a la larga tendremos hígados machacados a "tutiplén" y una sociedad más pobre de lo que es ahora. Este grupo de "borrachos" se unirá a los Ni-Ni de hoy, que serán la lacra de la sociedad en el futuro y a los despojos sociales como son las culturas "cani y choni" o como se dice de una forma más global, "garrulos".
¿De verdad este es el futuro que quiere la sociedad? Desde luego que no, pero sí es el futuro que se merece por no poner soluciones ni intervenir a tiempo. A la larga la consecuencia de los actos de los jóvenes de hoy las sufriremos todos el día de mañana.